Las reglas del juego
Las reglas del juego en España, desde el principio de la democracia, hubo grupos de personas que se proclamaban independentistas, que tenían su ensoñación propia de separarse de España, y la Democracia española, en su grandeza, permitió en las urnas dejar participar a estos que querían romper España.
Durante 40 años de dictadura
Hasta que el Caudillo no estuvo ya mayor y España preparándose para entrar en una democracia, estos grupos separatistas estuvieron callados como cobardes.
Los peores, los del Norte
Asesinos, ladrones, secuestradores, de una banda que llamaron ETA, estos, aprovechando la debilidad del estado, el cambio de régimen y con cómplices vendidos y atemorizados hasta hoy, lograron su objetivo, porque se sientan al lado del presidente, pero esto es otra historia.
Los más rastreros
Y cobardes, de los que hace pocos años empezamos a ver sus caras, porque durante años estuvieron regados de dinero público de unos y otros para tenerlos callados y de su lado, ninguno quiso mover esa pesada losa.
Mientras tanto, que es de lo que se trata, venían elecciones y nadie, absolutamente nadie, iba contra ellos en sus carpas informativas, les agredían o les coartaban su libertad de exponer sus ideas.
Ahora estos se aprovechan y estos grupos separatistas, se dedican a mandar energúmenos sin educar, a faltar el respeto democrático de todos, insultan y agreden en presencia incluso de personas mayores que les apoyan, algo que antes hubiera sido impensable, esas personas mayores les hubieran llamado la atención.
Creo que ha llegado la hora de hacer una llamada de atención, y exigir a las fuerzas del orden, jueces y policías honrados que aún quedan, que los neutralicen y detengan, porque ahora que ellos están jugando la partida y les va bien, es muy bonito querer cambiar las reglas del juego he de impedir que otros jueguen.
Exigir a la vez que los docentes enseñen lo que es el fascismo real y no tener que tolerar a cuatro imberbes llamando a todo el mundo fascista, actuando de la manera de los fascistas, el chiste se explica solo, si no fuera porque no hace gracia.